Es conocida como una “Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei” que en este caso le es mas conocida por Opus Dei en latín a nuestra lengua vernácula Obra de Dios, cuyo miembros indican que es una “prelatura personal”: entidad jurídica dentro de la autoridad Eclesiástica de la Iglesia Católica.,Esta prelatura esta compuesta por un prelado que puede tener la investidura de Obispo, cuyos miembro son llamados laicos, Esta Institución fue fundada por Josemaria Escrivá de Balaguer el 2 de octubre de 1928, sacerdote español canonizado en 2002. Según el Anuario Pontificio de 2004 el Opus Dei cuenta con 1850 sacerdotes del mundo y un total de laicos 83.641. Se estima que su patrimonio asciende a un mínimo de 2.800 millones de dólares según articulo de el diario El País 06 de marzo 2006 España.
Por otra lado la misión oficial del Opus Dei “es difundir la enseñanza católica de que todas las personas están llamados a hacerse santos, y que la vida ordinaria es un camino hacia la santidad”.El Opus Dei ha recibido apoyo de los Papas que lo han conocido y de diversos oficiales católicos. En contraste, sobre todo en Europa, el Opus Dei ha sido duramente criticado con acusaciones de secretismo y sectarismo de difundir creencias ultra conservadora, de búsqueda de poder político, de actuar por motivos puramente económicos y de emplear métodos coercitivos, descritos detalladamente por muchos ex miembros que trabajaron durante años dentro de la organización. Pero sin embargo, según John Allen periodista católico y “vaticanalogo” de la CNN dice, “ estas acusaciones serían mitos que no tendrían que ver con la realidad del Opus Dei. Descrita como la fuerza más polémica de la Iglesia Católica, en las palabras de Allen, el Opus Dei está visto por algunos teólogos como signo de contradicción y por otro de controversia.
Sus miembros:
Existen tres tipos de miembros que forman parte de la Prelatura del Opus Dei. La distinción entre uno y otro es la disponibilidad de los mismos para ayudar en las actividades apostólicas de la Prelatura.
Los numerarios, las numerarias y las numerarias auxiliares (hasta 1982 numerarias sirvientas) son miembros del Opus Dei más disponibles para trasladarse donde la Prelatura más los necesite. Viven en celibato y dedican todo su ocio, trabajo y dinero disponible al Opus Dei. Por regla general viven en casas de la Obra. Además de cumplir numerosas normas de piedad, usualmente los numerarios practican diversas mortificaciones (todas ellas recomendadas), como duchas de agua fría, incluso en invierno, uso del cilicio dos horas al día y disciplinas (látigo) una vez por semana, para "mortificar el cuerpo y las pasiones". También practican otras actividades disciplinares como dormir en el suelo, o sin almohada en la cama, pudiendo colocar un libro en su lugar. Regularmente la correspondencia de los numerarios es vigilada, así como sus amistades (no pueden tener "amistades particulares" con miembros de la institución) y materiales de lectura. Sus actividades - ya sean las intelectuales, o lúdicas (no pueden disponer de radio, leer o ver televisión sin permiso) - deben estar siempre encaminadas a seguir las directrices que la Prelatura disponga por medio de los directores.
La libertad plena en las actuaciones profesionales, etc., no disminuye la plena disponibilidad y obediencia de los Numerarios y Agregados para dedicarse a las labores apostólicas de la Obra, como apertura de centros o actividades de proselitismo, puesto que de acuerdo al espíritu del Opus Dei, han de estar decididos a abandonar la labor profesional más acertada u otro trabajo personal, por fecundo que sea, para ocuparse, si así lo disponen los Directores de la Obra, aun de las tareas más humildes, que también se hacen trabajo profesional, por el bien de su alma, de otras almas y de la institución.
Los numerarios pueden trabajar en empleos corrientes, o como contratados en las obras corporativas del Opus Dei, (escuelas, institutos, universidades, etc) o en cargos burocráticos en las casas de la Obra, (directores, secretarios) siguiendo siempre las indicaciones de los superiores, —en el caso de las numerarias auxiliares, están formadas exclusivamente por mujeres, que se dedican habitualmente a la atención doméstica, cocina planchado y limpieza de los centros, y se dedican completamente a las casas de convivencias y retiros espirituales, según dice el Opus Dei de modo semejante a las madres de familia que trabajan profesionalmente en sus propias casas—, pero para algunas auxiliares su trabajo profesional es dirigir durante un tiempo las actividades apostólicas del Opus Dei o dedicarse a tareas internas de dirección y organización de la Prelatura.
En los estatutos de la Obra dice acerca de las numerarias auxiliares:
Capítulo II। párrafo 9:
(...)Además, en la sección de mujeres, las Numerarias auxiliares, con la misma disponibilidad que las demás Numerarias, dedican su vida principalmente a los trabajos manuales u oficios domésticos, que acogen voluntariamente como trabajo profesional propio, en las sedes de los centros de la Obra".
Los numerarios y numerarias son los principales responsables de la dirección espiritual del resto de los miembros, mediante lo que en lenguaje interno se denomina "charla fraterna" o "confidencia", practica semanal preceptiva,que se realiza con regularidad semanal, y que suele ser dirigida por un miembro laico, con el que el resto de miembros incluidos los sacerdotes, deben "abrir su alma con sinceridad salvaje", según palabras de Escrivá. Su finalidad es avanzar en el camino ascético espiritual peculiar del Opus Dei.
Los agregados y agregadas son el siguiente tipo de miembro, por orden de disponibilidad. Los agregados son similares a los numerarios en que viven en el celibato, entregan su sueldo, y algunos se ordenan sacerdotes, pero estos típicamente no viven en centros del Opus Dei.
Sus circunstancias personales no les permiten estar tan disponibles al Opus Dei como un numerario, quizás porque tienen padres ancianos y tienen que cuidar de ellos, o tienen un negocio familiar que interferiría con su disponibilidad para trasladarse a otra ciudad. Hay una multitud de motivos por los que estarían menos disponibles que un numerario. Los agregados también están implicados en ofrecer dirección espiritual a otros miembros de la prelatura y también a aquellos que no son miembros, e incluso hacerse sacerdotes de la Obra.
Los supernumerarios y supernumerarias son el tercer tipo de miembro, y pueden ser hombres y mujeres, casados o solteros. Por sus obligaciones familiares, son los menos disponibles para las tareas apostólicas del Opus Dei.
Estos viven en cualquier parte ,la mayor parte de los miembros del Opus Dei (el 78%) son supernumerarios. Estos ayudan con los objetivos apostólicos de la prelatura siempre dependiendo de sus circunstancias personales. Su vocación es la misma que la de los agregados y numerarios —es decir no son los miembros de segunda clase—. De acuerdo con las enseñanzas de la Obra estos miembros son los que personifican la vida del cristiano que lucha para vivir la santidad en la vida diaria de su familia y su lugar de trabajo. La formación de los supernumerarios —adaptada a sus circunstancias— es tan intensa como la de los agregados y numerarios. Aunque las mujeres no pueden ser ordenadas (en el sacerdocio católico romano), reciben la misma formación filosófica y teológica que los hombres, a menos que sean numerarias auxiliares, es decir, mujeres que son dedicadas al servicio doméstico, que reciben una formación más sencilla. Por otro lado, la institución Opus Dei que, con el paso de muy poco tiempo, se ha manifestado en su realidad. Se compara sutilmente “espíritu” y “fundador” con el fenómeno de los mormones y la pretensión de crear una nueva iglesia. Es así que en palabras de un ex Opus Dei Sr. Marcus Tank “....en el fondo se trata de una demoledora crítica a la totalidad, que indicaría que el Opus Dei es un fraude, y que todos los que creímos o confiamos en su fundador, andábamos engañados. Esto cuesta reconocerlo, pero peor es seguir en la mentira”.
Sin embargo, aunque la institución no sea propiamente tal una criatura de Dios en sentido estricto, de lo que no dudo es de que casi todos los que se vincularon al Opus Dei lo hicieron movidos por deseos de búsqueda de la perfectibilidad (santidad) y de entrega suscitados por un compromiso. Pero sin embargo, nada de todo ello se ha perdido ni se pierde: al contrario, debería tener continuidad en una personal relación con Dios, quien , según los místico. Si observamos las espiritualidades surgidas en el siglo XX, y las reformas emprendidas en fundaciones anteriores, puede advertirse una tendencia a disminuir el peso de lo institucional y lo corporativo en favor de alentar un encuentro realmente personal con Dios. Por otra parte, en los orígenes de la vida eremítica no existían organizaciones de santificación instituidas, sino maestros espirituales (un abba, padre: de ahí el término abad, abadías más tardío, o el starez en la Ortodoxia de Oriente) que con su experiencia ayudaban a los que espontáneamente acudían a pedirles consejo. Posteriormente surgieron agrupaciones de estos eremitas en cenobios y monasterios bajo reglas donde la norma no tenía más sentido que trazar “caminos comunes” orientados hacia la personal unión con Dios. Es así que, San Benito de Nursia (años 480-547), el más humano de todos los monjes, atemperó reglas y prescripciones para favorecer la oración personal de sus monjes y en ellos respetar la acción de Dios.
Con el paso de los siglos, las reformas monásticas inventan nuevas fórmulas de organización: las Órdenes de obediencias, por ejemplo, como la obediencia de Cister o de Cluny durante los siglo XI y XII. Y luego, a estas instituciones de carácter eminentemente contemplativo siguieron otras con fines más específicamente activo asistenciales. La época moderna muestra el florecimiento de este segundo tipo de instituciones.
Durante los siglos XIX y XX, el Espíritu Santo suscita la inquietud por la vida espiritual y la santidad de los seglares en sus quehaceres ordinarios. Y aparece así toda una teología del laicado que discurre en paralelo a una renovación de la teología sobre la Iglesia: una nueva eclesiología sobre el “Cuerpo Místico de Cristo” que, al poco de ser recibida en 1943 (por la encíclica Misterio de lo Místico de Pío XII), ya está renovada y superada por los grandes maestros de la Teología del siglo XX, que escriben desde una perspectiva ecuménica. La fuerza innovadora de las nuevas tendencias eclesiástica en el Concilio Vaticano II de 1961-1965.
Es así que los documentos de este Concilio conllevan en efecto una nueva visión teológica de la fe cristiana, que enlaza pacíficamente las nociones de “Pueblo de Dios” y “Cuerpo de Cristo” en su originario sentido bíblico y patrístico.
Pero también este Concilio aporta una antropología renovada: una visión del hombre más deudora de la modernidad, basada en su ser personal y comunitario a la vez, y dando preeminencia sin duda a lo personal sobre lo institucional. La dignidad humana reclama el ejercicio de la libertad personal con preferencia a la asunción obligada de los signos objetivos de la libertad, que suelen expresarse en normas o estereotipos de conducta institucionales, tantas veces impuestas como si fueran la garantía del bien y de la ortodoxia. Por último cada uno sacará sus propias conclusiones o hondará mas en el tema, ese es el propósito de este artículo, que abramos espacios de reflexión y discusión que cada uno busque su propia perfectibilidad y crecimiento personal en este paso de esta vida.
(...)Además, en la sección de mujeres, las Numerarias auxiliares, con la misma disponibilidad que las demás Numerarias, dedican su vida principalmente a los trabajos manuales u oficios domésticos, que acogen voluntariamente como trabajo profesional propio, en las sedes de los centros de la Obra".
Los numerarios y numerarias son los principales responsables de la dirección espiritual del resto de los miembros, mediante lo que en lenguaje interno se denomina "charla fraterna" o "confidencia", practica semanal preceptiva,que se realiza con regularidad semanal, y que suele ser dirigida por un miembro laico, con el que el resto de miembros incluidos los sacerdotes, deben "abrir su alma con sinceridad salvaje", según palabras de Escrivá. Su finalidad es avanzar en el camino ascético espiritual peculiar del Opus Dei.
Los agregados y agregadas son el siguiente tipo de miembro, por orden de disponibilidad. Los agregados son similares a los numerarios en que viven en el celibato, entregan su sueldo, y algunos se ordenan sacerdotes, pero estos típicamente no viven en centros del Opus Dei.
Sus circunstancias personales no les permiten estar tan disponibles al Opus Dei como un numerario, quizás porque tienen padres ancianos y tienen que cuidar de ellos, o tienen un negocio familiar que interferiría con su disponibilidad para trasladarse a otra ciudad. Hay una multitud de motivos por los que estarían menos disponibles que un numerario. Los agregados también están implicados en ofrecer dirección espiritual a otros miembros de la prelatura y también a aquellos que no son miembros, e incluso hacerse sacerdotes de la Obra.
Los supernumerarios y supernumerarias son el tercer tipo de miembro, y pueden ser hombres y mujeres, casados o solteros. Por sus obligaciones familiares, son los menos disponibles para las tareas apostólicas del Opus Dei.
Estos viven en cualquier parte ,la mayor parte de los miembros del Opus Dei (el 78%) son supernumerarios. Estos ayudan con los objetivos apostólicos de la prelatura siempre dependiendo de sus circunstancias personales. Su vocación es la misma que la de los agregados y numerarios —es decir no son los miembros de segunda clase—. De acuerdo con las enseñanzas de la Obra estos miembros son los que personifican la vida del cristiano que lucha para vivir la santidad en la vida diaria de su familia y su lugar de trabajo. La formación de los supernumerarios —adaptada a sus circunstancias— es tan intensa como la de los agregados y numerarios. Aunque las mujeres no pueden ser ordenadas (en el sacerdocio católico romano), reciben la misma formación filosófica y teológica que los hombres, a menos que sean numerarias auxiliares, es decir, mujeres que son dedicadas al servicio doméstico, que reciben una formación más sencilla. Por otro lado, la institución Opus Dei que, con el paso de muy poco tiempo, se ha manifestado en su realidad. Se compara sutilmente “espíritu” y “fundador” con el fenómeno de los mormones y la pretensión de crear una nueva iglesia. Es así que en palabras de un ex Opus Dei Sr. Marcus Tank “....en el fondo se trata de una demoledora crítica a la totalidad, que indicaría que el Opus Dei es un fraude, y que todos los que creímos o confiamos en su fundador, andábamos engañados. Esto cuesta reconocerlo, pero peor es seguir en la mentira”.
Sin embargo, aunque la institución no sea propiamente tal una criatura de Dios en sentido estricto, de lo que no dudo es de que casi todos los que se vincularon al Opus Dei lo hicieron movidos por deseos de búsqueda de la perfectibilidad (santidad) y de entrega suscitados por un compromiso. Pero sin embargo, nada de todo ello se ha perdido ni se pierde: al contrario, debería tener continuidad en una personal relación con Dios, quien , según los místico. Si observamos las espiritualidades surgidas en el siglo XX, y las reformas emprendidas en fundaciones anteriores, puede advertirse una tendencia a disminuir el peso de lo institucional y lo corporativo en favor de alentar un encuentro realmente personal con Dios. Por otra parte, en los orígenes de la vida eremítica no existían organizaciones de santificación instituidas, sino maestros espirituales (un abba, padre: de ahí el término abad, abadías más tardío, o el starez en la Ortodoxia de Oriente) que con su experiencia ayudaban a los que espontáneamente acudían a pedirles consejo. Posteriormente surgieron agrupaciones de estos eremitas en cenobios y monasterios bajo reglas donde la norma no tenía más sentido que trazar “caminos comunes” orientados hacia la personal unión con Dios. Es así que, San Benito de Nursia (años 480-547), el más humano de todos los monjes, atemperó reglas y prescripciones para favorecer la oración personal de sus monjes y en ellos respetar la acción de Dios.
Con el paso de los siglos, las reformas monásticas inventan nuevas fórmulas de organización: las Órdenes de obediencias, por ejemplo, como la obediencia de Cister o de Cluny durante los siglo XI y XII. Y luego, a estas instituciones de carácter eminentemente contemplativo siguieron otras con fines más específicamente activo asistenciales. La época moderna muestra el florecimiento de este segundo tipo de instituciones.
Durante los siglos XIX y XX, el Espíritu Santo suscita la inquietud por la vida espiritual y la santidad de los seglares en sus quehaceres ordinarios. Y aparece así toda una teología del laicado que discurre en paralelo a una renovación de la teología sobre la Iglesia: una nueva eclesiología sobre el “Cuerpo Místico de Cristo” que, al poco de ser recibida en 1943 (por la encíclica Misterio de lo Místico de Pío XII), ya está renovada y superada por los grandes maestros de la Teología del siglo XX, que escriben desde una perspectiva ecuménica. La fuerza innovadora de las nuevas tendencias eclesiástica en el Concilio Vaticano II de 1961-1965.
Es así que los documentos de este Concilio conllevan en efecto una nueva visión teológica de la fe cristiana, que enlaza pacíficamente las nociones de “Pueblo de Dios” y “Cuerpo de Cristo” en su originario sentido bíblico y patrístico.
Pero también este Concilio aporta una antropología renovada: una visión del hombre más deudora de la modernidad, basada en su ser personal y comunitario a la vez, y dando preeminencia sin duda a lo personal sobre lo institucional. La dignidad humana reclama el ejercicio de la libertad personal con preferencia a la asunción obligada de los signos objetivos de la libertad, que suelen expresarse en normas o estereotipos de conducta institucionales, tantas veces impuestas como si fueran la garantía del bien y de la ortodoxia. Por último cada uno sacará sus propias conclusiones o hondará mas en el tema, ese es el propósito de este artículo, que abramos espacios de reflexión y discusión que cada uno busque su propia perfectibilidad y crecimiento personal en este paso de esta vida.
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