domingo, 11 de marzo de 2007

a propósito de religión y polítca






a propósito de religión y política....................

La religión y la política siempre han estado juntas, y a menudo revueltas. Con la Revolución Francesa, que no en vano marca el comienzo de la Edad Contemporánea, la política intentó separarse de la religión; pero era un matrimonio milenario (y, además, de conveniencia, que son los más estables), y el divorcio que nunca llegó a consumarse.
En estos tiempos de crisis de la unión tradicional, Iglesia-Estado adopta formas más variadas y versátiles; pero, como la unión tradicional, sigue siendo la fórmula dominante. Incluso en los Estados supuestamente laicos, la religión continúa desempeñando un papel político fundamental.( La Carta Fundamental de 1925 y actual establece separación Iglesia-Estado, donde bautista y el partido radical lograron esto, sin desconocer a otra fuerza protestantes y sociales).
Históricamente, la Iglesia (me refiero sobre todo a la católica y por cierto a la protestante) han sido una poderosísima fuerza conservadora, la mejores aliada del poder político en el mantenimiento del orden establecido. Pero en las últimas décadas se ha producido, sobre todo en Latinoamérica, un fenómeno paradójico, a la vez esperanzador e inquietante: la progresiva izquierdización de un sector de la Iglesia. (Teología de la Liberación, 1960 Mexico, Colombia, la participación de evangélicos en los movimientos sociales, derechos humanos no solo en Chile).
No es paradójico, sino todo lo contrario, que un cristiano sea de izquierda. El mando tópico de que Jesús predicó la igualdad y la fraternidad entre todos los hombres, vivir en comunidad, compartir el pan de las mesas , e identificó expresamente a los ricos con la prosperidad de los malos. Logró cambios del todo a la criminalización del sexo(lapidación de la mujer adultera) propia de su cultura hiperpatriarcal, pero incluso en este sentido dio grandes pasos importantes en decir “el que este libre de pecado tire la primera piedra”, como en estos días he leído un medio electrónico local, donde se refiere a un artículo que escribí de un cristiano( Rafael Aguilar), le recordaría( al Sr. Acevedo) que no nos fijemos en la astilla del otro, ya que el tronco que llevamos en los ojos nos ciegan, o no será tal vez la envidia que nos rodea.
. Además, hay muchas formas de ser y de sentirse cristiano, incluso Fidel Castro se ha declarado “cristiano en lo social, pero sin embargo no es tan así. Pero, solo hay una forma de ser cristiano y es confesar a Jesucristo como el Señor y Salvador, confesar nuestros pecados a Dios y pedir perdón. Por otra parte, hay tantas actitudes personales como individuos, por supuesto; pero ser cristiano implica, por definición, acatar la doctrina y los mandamientos de la Biblia, así como la autoridad eclesiástica. Un verdadero cristiano por decirlo así, no debería aceptar la injusticia, la desigualdad, la inequidad, el aborto, la deshonestidad, en fin. Para un verdadero cristiano, el hombre es pecador por naturaleza y viene al mundo con el estigma de la desobediencia del Edén. Para un verdadero cristiano es dogma de fe, que hay un infierno en el que los pecadores sin arrepentirse sufrirán el castigo eterno, y los otros al cielo.
Además, el verdadero cristiano tiene que creer en la autoridad de la sola Escritura,(Martín Lutero, la neo-ortodoxia). Tengo que admitir, sin embargo, que algunas de las mejores personas filantrópicas que conozco tienen más comprensión, tolerancia y respeto que un fanático religioso. El Presidente Hugo Chávez, que declara abiertamente su religiosidad e incluso la utiliza como instrumento político, debería aclarar qué clase de cristiano es. El crucifijo con el que suele mostrarse en público está demasiado connotado como para esgrimirlo sin más. De Constantino para acá, hemos visto a demasiados militares con la cruz en la mano( el difunto Sr. Augusto Pinochet) como para que la imagen no despierte, en sí misma, cierta inquietud. En principio, un dirigente político no debería guardarse para sí sus creencias religiosas, por el bien de la política como por el de la religión.


Por consiguiente, sería bueno, dicho sea de paso, que todos los cristianos nos preguntemos si somos realmente y reflexionamos a fondo sobre lo que significa serlo, oigo a menudo, por ejemplo, la expresión “Yo soy creyente pero......”; eso puede decirlo un cristiano, se puede creer en Cristo y seguir sus enseñanzas sin adoptar una determinada praxis religiosa, pero un cristiano, puede ser evangélico, significa, por definición, acatar la autoridad de la Biblia, eclesiástica (además del decálogo bíblico, por supuesto), y esos mandamientos incluyen una serie de prácticas obligatorias.






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