¿Una Semana Santa más?
Como todos los chilenos, hemos recordado en estos días la última semana de la vida de Jesús, más conocida religiosamente como Semana Santa.
Algunos acontecimientos relacionados con esta conmemoración, pueden sólo ser pura coincidencia con escritos similares de otros medios, sean de orden nacional, regional o comunal, pero estimado lector usted tiene claro el acontecimiento ocurrido hace casi 2000 años atrás, que fue la crucifixión de Jesús y todo lo que conlleva en sí para el mundo cristiano a nivel mundial esta fecha, pero esta vez me voy a referir a lo que rodea la llamada Semana Santa, por la cual la gran mayoría se conmueve.
Por ejemplo, nos organizamos para preparar un cocimiento de marisco con amigos o familiares, llegando a pagar precios para algunos inalcanzables para darse ese “gusto” por la ritualidad, aunque la mayoría no sabe su verdadero significado. Es así que le pregunté a una maipucina si ella comía marisco o pescado en Semana Santa y dijo “no, para eso no alcanza, porque ambos están muy caros en Semana Santa”. Así es, como los precios suben a las nubes sólo algunos privilegiados logran disfrutar de tal festín, amparados en tradiciones religiosas. Sin embargo, la costumbre del marisco en Semana Santa era porque décadas atrás su costo era bajísimo y hasta los más pobres podían adquirirlo.
Hay otros que se “avivan” aprovechando los bajos precios de las carnes en estos mismos días, así quienes no son “fanáticos” se preparan un asado a la parrilla, aprovechando que hay ofertas en supermercados que por comprar un kilo el segundo se obtiene con rebaja.
Por otro lado, aquellos a quienes les quedó gusto a poco por las vacaciones de verano, aprovechan este fin de Semana Santa para ir a diferentes lugares a “pasear” como la playa, campo, termas como las del Flaco, etc; otros con más recursos saldrán en tour fuera del país, ya que el dólar nos favorece y los llamados paquetes turísticos no dejan de ser atractivos.
Hay otros, que merecen también respeto, lo pasan en familia tranquilos, respetando las creencias de los otros, que inclusive se abstienen de comer carne de vacuno y optan por ensaladas u otros alimentos, se confiesan, van a misa y reconocen el profundo respeto en recordar la muerte y resurrección de Jesús.
Hay quienes organizan cruzadas proselitistas en rescate de los “perdidos” y procuran en vano salvar almas y El dice:” Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre si no por mí”.ósea solo Jesucristo salva
Tampoco puedo dejar de mencionar a las Instituciones Históricas Cristianas (Iglesias tradicionales), que por años han celebrado la Semana Santa con una mirada Bíblica convocando a sus feligreses, miembros de sus Iglesias.
Ahora, si usted considera que este artículo le ha llegado a destiempo, tiene razón, pero el objetivo sólo es que cada lector pueda sacar sus propias conclusiones.
Como todos los chilenos, hemos recordado en estos días la última semana de la vida de Jesús, más conocida religiosamente como Semana Santa.
Algunos acontecimientos relacionados con esta conmemoración, pueden sólo ser pura coincidencia con escritos similares de otros medios, sean de orden nacional, regional o comunal, pero estimado lector usted tiene claro el acontecimiento ocurrido hace casi 2000 años atrás, que fue la crucifixión de Jesús y todo lo que conlleva en sí para el mundo cristiano a nivel mundial esta fecha, pero esta vez me voy a referir a lo que rodea la llamada Semana Santa, por la cual la gran mayoría se conmueve.
Por ejemplo, nos organizamos para preparar un cocimiento de marisco con amigos o familiares, llegando a pagar precios para algunos inalcanzables para darse ese “gusto” por la ritualidad, aunque la mayoría no sabe su verdadero significado. Es así que le pregunté a una maipucina si ella comía marisco o pescado en Semana Santa y dijo “no, para eso no alcanza, porque ambos están muy caros en Semana Santa”. Así es, como los precios suben a las nubes sólo algunos privilegiados logran disfrutar de tal festín, amparados en tradiciones religiosas. Sin embargo, la costumbre del marisco en Semana Santa era porque décadas atrás su costo era bajísimo y hasta los más pobres podían adquirirlo.
Hay otros que se “avivan” aprovechando los bajos precios de las carnes en estos mismos días, así quienes no son “fanáticos” se preparan un asado a la parrilla, aprovechando que hay ofertas en supermercados que por comprar un kilo el segundo se obtiene con rebaja.
Por otro lado, aquellos a quienes les quedó gusto a poco por las vacaciones de verano, aprovechan este fin de Semana Santa para ir a diferentes lugares a “pasear” como la playa, campo, termas como las del Flaco, etc; otros con más recursos saldrán en tour fuera del país, ya que el dólar nos favorece y los llamados paquetes turísticos no dejan de ser atractivos.
Hay otros, que merecen también respeto, lo pasan en familia tranquilos, respetando las creencias de los otros, que inclusive se abstienen de comer carne de vacuno y optan por ensaladas u otros alimentos, se confiesan, van a misa y reconocen el profundo respeto en recordar la muerte y resurrección de Jesús.
Hay quienes organizan cruzadas proselitistas en rescate de los “perdidos” y procuran en vano salvar almas y El dice:” Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre si no por mí”.ósea solo Jesucristo salva
Tampoco puedo dejar de mencionar a las Instituciones Históricas Cristianas (Iglesias tradicionales), que por años han celebrado la Semana Santa con una mirada Bíblica convocando a sus feligreses, miembros de sus Iglesias.
Ahora, si usted considera que este artículo le ha llegado a destiempo, tiene razón, pero el objetivo sólo es que cada lector pueda sacar sus propias conclusiones.